martes, 20 de septiembre de 2011

Sobre sueños lucidos y manos increíbles

Hace un tiempo atrás conversaba con amigos sobre lo fantástico que resulta tener sueños lúcidos y la posibilidad de inducirlos mediante ciertas técnicas. Según leí existen básicamente tres métodos para lograr tener este tipo de sueños, así que me concentré en uno de ellos (el que me pareció mas sencillo).
Los tres métodos apuntan a lograr que el soñador se de cuenta que esta soñando; una vez logrado esto (es lo mas complicado), automáticamente el sueño se vuelve lúcido. Por supuesto que hay otras dificultades después (despertarse, dormirse dentro del sueño, etc.), pero son menores comparadas con la dificultad de conseguir "darnos cuenta" que estamos soñando.


Yo opté por observar los detalles de los sueños para así darme cuenta que estoy soñando. Aparentemente (según leí y de mi propia observación), los sueños poseen varias características que los distinguen del mundo no-onírico, por ejemplo:

  • Los bordes de los objetos son difusos
  • Los aparatos y las máquinas no realizan las tareas de la forma habitual.
  • Las manos del soñador son diferentes.
  • Es imposible apagar luces (quedarnos a oscuras), etc, etc.
La técnica que elegí enseña que como durante el sueño uno olvida chequear estos y otros puntos, hay que acostumbrarse a hacerlo durante el día, para generar el hábito. Todos los días, hay que tocar los bordes de los objetos (para certificarnos que no son difusos), observarnos las manos, apagar luces, etc. (cada cual elige que quiere hacer); se trata simplemente de generarnos una nueva costumbre con la esperanza de repetirla en sueños.

Hace una o dos semanas atrás había tomado algo de vino y fumado (quizás colaboró); me fui a dormir pensando en la posibilidad de tener un sueño lúcido y me dormí.
Entonces, en algún momento, durante un sueño, me observe las manos....

La imagen fue bastante fugaz (solo uno o dos segundos en mi sueño), pero fue suficiente para hacerme caer en la cuenta de que estaba soñando: no eran manos sino algo así como el bosquejo de unas manos, un trazo grueso color marrón las delineaba, como así también a los rasgos mas importantes (líneas en las palmas y arrugas en las articulaciones de los dedos). La piel era de color amarillo, como pintado con crayones y tuve tiempo de moverlas y observarlas. No hubo ninguna sensación desagradable, pero me sobresaltó de tal modo verme las manos así, que desperté asustado. Inmediatamente mi esta de ánimo cambió por júbilo...había logrado dar el primer paso!

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